martes, 9 de septiembre de 2008

Exageraciones

Era tan débil, tan débil, que si parpadeaba se caía para atrás.

Era tan delgada, tan delgada, que para hacer sombra tenía que pasar dos veces.

Era tan delgada, tan delgada, que cuando tomaba sopa se le calentaba la ropa.

Era tan delgada, tan delgada, que se tragó una aceituna y parecía que estaba embarazada.

Era tan delgada, tan delgada, que trabajaba limpiando macarrones por dentro.

Era tan delgado, tan delgado, que se hizo un traje de mil rayas y le sobraron novecientas noventa y nueve.

Era tan delgado, tan delgado, que cuando se duchaba no se frotaba mucho para no desaparecer.

Era tan delgado, tan delgado, que trabajaba limpiando mangueras por dentro.

Era tan distraído, tan distraído, que se pasó dos horas delante del espejo pensando dónde había visto antes aquella cara.

Era tan entrometido, tan entrometido, que no sólo leía las cartas ajenas, además las contestaba.

Era tan feo, tan feo, que se ganaba la vida asustando niños.

Era tan feo, tan feo, que cuando iba al zoo tenía que comprar dos entradas, una para entrar y otra para salir.

No hay comentarios: